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domingo, 1 de marzo de 2015

Un saquito...


  Para guardar tus momentos mas divertidos.
  Para esconder tus palabras mas atrevídas.
  Para comprender que en el día a día se pueden conseguir multitud de cosas importantes y necesarias para nosotros.
        Para guardar la esperanza, la solidaridad tan necesaria en nuestro tiempos cabisbajos.
        Para guardar un dado-suerte, con la motivación de volver a encontrarte.
        Para compartir una moneda ficticia, que transforme nuestras vidas en mucha luz, en mucho sentido del humor. ¡Ah, y a ser posible que rompa, también, el muro de hormigón, que quizás, hoy nos separa sin un sentido que lo justifique!
        Para arropar lo bueno y digno de las personas. Para riniciar nuestros comportamientos si se salen un poquito de su tono adecuado. ¡Caramba, faltaría más!
        Para guardar la esencia de todo un ser
¡Y tú que lo veas!
    ¡Y nosotros que lo podamos compartirlos!

        Sabes, no siempre se nos hace factible, cómodo, compartir nuestros talentos con personas calificadas como normales. Puesto que, la desconfianza hacia nuestra persona, nuestro comportamiento, nuestro estilo de vida, puede ser casi un mas, menos infinito. A veces tenemos que llegar muy lejos en el desarrollo y habilidad de ciertos talentos para que alguien se acerque a nosotros/as y nos diga: ¡Oh, lo has hecho tú! ¡Cómo es posible!...
      Pues es posible por que la vida está llena de muchísima magia. Y todo un universo es capaz de dejarse conquistar por la magia de la vida. ¡Oh!...

        M.Mercedes Rodríguez Perera

2 comentarios:

  1. Un saquito para guardar tu mirada. Para esconder tu regalo de cumpleaños. Un saquito para arropar las necesidades del día a día. Para saber que puedes compartir conmigo aquello que tú mas deseas. Un saquito cuyo fondo es infintito. Y cada uno saca de dicho saquito lo que mas necesita. Aquello que le devolverá su alegría, sus ganas de trabajar, de esforzarse por un mundo mejor, mas humano. Por supuesto... mas habitable.

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  2. ¡Oh, un saquito, genial! Sí, un saquito para guardar mis joyas particulares. Sí, de un valor económico insignificante, mas yo que era muy presumida, las guardaba como el tesoro mas grande que podía tener en aquél momento. Un saquito para guardar algunos de mis textos que me encantaron en cuanto a contenido. ¡Oh, sí un tesoro muy personal, puesto que yo los había escrito! Quizás en la soledad de un infierno, pero aquéllos textos eran míos, de mi puño y letra... Un saquito para guardar tu mirada cautivadora, las veces que me hicistes olvidar el infierno en el que yo me sentía inmersa. Un saquito con escaso valor económico... mas un inmenso valor personal, emocional y hasta afectivo.

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