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sábado, 14 de marzo de 2015

Las cristaleras de mi vida


  Las cristaleras de mi vida, de mi alma, de mi ser, de mi esencia mas particular. Quizás se encuentren en mi yo mas íntimo, mas espiritual. Mas convencida estoy de que carecerían de sentido si yo no las transmitiera a todo un universo, a la sociedad, a las personas mas cercanas e interesadas pues... en mi mundo mas interior, quizás menos visitado.

    Quizás aquella esencia que tanto se parece a ti. Sí, por tu actitud ante la vida, ante la sociedad, ante el mundo circundante.
     Porque la vida es para vivirla, sentirla, para hacerla nuestra. También para compartirla...
 Cristales imaginarios para adornar un alma no siempre transparente ni cercana... difícilmente atenta a la realidad que la envuelve. Claro que, a veces, no se le escapa un detalle. Mas ella tiene su forma particular de expresar sus vivencias, su mundo interior.... ¡Quizás la envuelva un espíritu de superación, de positividad, de encuentro interior-exterior consigo misma! ¡Quizás nunca se halla sentido tan arropada, tan pisando tierra, como a día de hoy! Sí, por que se siente cercana en el tú a tú de su vida, de sus momentos. Piensa que ella ha estado inmersa, la mayor parte de su vida, en una soledad brutal, en una incomunicación obligada, en un desarraigo injustificado...

     Mas a veces las cosas pasan por que pasan. Aunque tal vez la situación borde lo incomprensible. Mas estamos ahí. Cada uno desde su posición, desde su momento, desde su forma de entender el mundo y sus circunstancias. ¡Quizás parezca que yo esté en una fiesta con una actitud aparentemente feliz, cómoda, alegre!... Claro que si tú hubieras conocido la realidad del infierno que me ha tocado vivir, de la brutal incomunicación a la que fui sometida... en un mutismo total de cara al exterior del mundo. Probablemente, tú también estarías tirando voladores. Nunca he sentido la vida tan cerca, tan común al otro. Siempre me ha separado un abismo brutal ante los otros. Sí, ante el mundo... No es que la situación me agrade, y yo esté en un momento de guasa. Pues eso no es... Simplemente, nunca, en momentos francamente difíciles, he sentido que nadie haya estado junto a mí, a mi lado. Luchando por causas justas que me afectan. Por primera vez en la vida no me siento sola en una brutal agonía de sinvivir. El arropamiento es algo que quita mi frío emocional, afectivo, de crisis de identidad... Hoy no me siento tan sola y toco poco a poco la interacción social, de una realidad que ya no es abismo en mi cuerpo ni en mi piel. Hoy siento que la cercanía con los otros me es posible. Momento para de alguna manera dar las gracias a un dios infinito. Nunca se sabe cuales son los designios, ni las formas, ni  el fondo de su travesura. Mas creer en él de la forma tan particular que yo lo hago me llena de muchísima luz.

    ¿Y los cristales de tu vida?
         Pues está claro... esos cristales van disminuyendo su fortaleza, permitiéndome, de alguna manera, conectar con el mundo real, cercano, atento. A veces, lleno de incongruencias. Ese cristal ya no bloquea mi relación con el mundo de forma tan anulante. Quizás un día, de alguna menera se rompa, y por decir algo... este paso pueda ser una ruptura ante multitud de incongruencias que quizás escapan a nuestro raciocinio mas simple, mas elemental... la propia vida.

    M.Mercedes Rodríguez Perera

1 comentario:

  1. ¡La cristalera de mi vida! La cristalera,desde mi punto de vista, es una separación entre tú persona y el mundo circundante. Puedes pensar que tu espacio, tu tiempo... te pertenecen. Nada mas lejos de la realidad. Esa cristalera imaginaria, mental, te puede cerrar todas o casi todas las puertas a la libertad, al hecho de comunicarte abiertamente con el mundo exterior. ¡Has pensado, en algún momento, que esa cristalera pueda ser, tal vez, una cárcel sin barrotes!¡Tal vez, ni tú misma, llegues a ser del todo consciente de ello! ¡Ojo, mal rollito! Mas cuando sientes que alguién camina junto a ti, se convierte en un punto de apoyo... pues quizás esos barrotes sean ficticios y tú, de forma natural, vuelvas abrazar la realidad de tu propia persona, la realidad de los otros.

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