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lunes, 2 de febrero de 2015

Aquéllas lágrimas


    Y las lágrimas corrían por mis mejillas como antaño lo hicieron en infiernos abruptos, desbordados, sin control alguno... consumiendo el dolor en una soledad que, aunque parezca una contradicción,se puede convertir en todo un bálsamo terapéutico.

      Mas las lágrimas siguieron cayendo como caudales infinitos circulando por todo mi interior ¡Oh, se han colado!
      Hoy por hoy, no me siento parte de esa cárcel interior de la cual me veía prisionera por tiempo ilimitado. Ahora estoy fuera de esa trampa casi mortal que frenó minuto a minuto toda mi vida. Mas las experiencias, todas ellas, son muy importantes. Te hacen mas fuerte, maduras con gran rapidez. Aprendes de los diferentes caminos recorridos. Muchos de ellos no han sido elegidos libremente... en fin, te abordan y ... ¡Sálvese quien pueda!

     Ahora recorro caminos en total libertad. Ahora estoy aprendiendo a caminar, a respirar, a sentir, amar por mí misma.

       Hoy he salido de aquél infierno donde las puertas se cerraban nada mas tocarlas.
             Ya las lágrimas no ahogan mi cuerpo-alma. Las lágrimas son, ahora, la liberación de mi persona...de una despedida que se hacía necesaria, casi urgente.

     Ahora puedo llorar de alegría, de paz, de dulzura, de transparencia, de saber estar...de liberación de mi mundo interior. Aquel que, de alguna manera, también está, hoy por hoy, en paz conmigo.

        Costó salir como cualquier parto muy doloroso y difícil.
   Mas nace la vida, la esperanza,la alegría, la credebilidad, la ilusión, la atención... nació una verdad muy particular que es intrínseca a mi propia piel.

       Mas nació por que quizás hubieron personas cerca capaces de cuestionarse cosas, de contrastar opiniones, de escuchar, de valorar lo juzgado. Nació en la confianza de otras personas que decieron estar ahí, permanecer ahí, a pesar del terremoto emocional, afectivo, de contradicciones... Sí, decidistes estar ahí. Mas yo aprendí a confiar en las personas, a no sentirlas como enemigas permanentes. Entre todos hicimos masa, creamos camino, reconocimos la meta.

    M.Mercedes Rodríguez Perera

1 comentario:

  1. Aquéllas lágrimas por que perdí mi muñeca de trapo. Aquéllas lágrimas por la incomprensión de los acontecimientos. Aquéllas lágrimas por la pérdida de una identidad. Aquéllas lágrimas ante un acoso no superado. Aquéllas lágrimas por la pérdida del ser querido. Aquéllas lágrimas por la pérdida de la confianza. Mas las lágrimas un día se convirtieron en luz, en esperanza, en fortaleza, en decisión... Encontré mi camino y ahora puedo tocar tierra firme sin necesdad de perderme en los abismos. Gracias.

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