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viernes, 27 de febrero de 2015

Deudas pendientes


  ¡Oh!¡Oh!¡Oh!, ¡Mal rollito, lo de las deudas pendientes!
     Aquéllos percances que, quizás no supieras encajar del todo bien.
   Quizás me acusas de una situación en la que tal vez, yo estuviese implicada, y, yo, no pueda ni recordarla. Quizás fuera agua pasada que no mueva molinos.(Que no provocó una situación incómoda por mucho tiempo)
     Los malos rollitos a la papelera de reciclaje. Puesto que, si les damos mil vueltas , pues... nosotros les acompañaremos también a dicha papelera de reciclaje. ¡Oh, muy mal rollito!
   A veces puede costar muchísimo dar una explicación a todo lo que nos ocurre. ¡Sabes, nos impediría seguir una trayectoria saludable! Las cosas pasan y punto. Hay momentos en los que las situaciones se nos van de las manos.¡Oh, somos humanos...! Mas desde que podamos hemos de cojer el timón, las riendas de nuestras vidas y acotejar la situación para que nos afecte lo menos posible. ¡Es algo así como aprender a sobrevivir!¡A conducir en el vehículo-vida!
    A veces, cuando soltamos una carta podemos hacerlo a fondo perdido. Mas esto no se ha de hacer con cierta frecuencia puesto que, podemos quedar en un abrir y cerrar de ojos al descubierto. ¡Oh, mal rollito! Procura que tus cartas siempre sean las mas adecuadas. Aprende a manejarlas bien. Aunque siempre queda la opción de una retirada a tiempo.

      Vivir, de alguna manera, pues implica el evitar, en lo posible el sufrimiento. Intentar alzar el vuelo, rodearnos de gente de buen rollo que sepamos están ahí en momentos de verdadera tormenta. ¡Ojo, pues!...
      ¡Deja marchar el pasado... y dejarás un hueco, tan grande como desees, para recuperar tu vida, para disfrutar de bellos amaneceres! ¡Claro, siempre que tú lo permitas!

     M.Mercedes Rodríguez Perera

1 comentario:

  1. ¡Quién no habrá tenido en su vida, alguna deuda pendiente! Habrá personas que manejen bien dicha situación, y otras que tal vez se ahoguen en un vaso de agua. La vida puede tener momentos francamente duros. Donde no ves la orilla ni por asomo. Mas a veces descansas, te olvidas de la situación y... ¡Oh, la orilla!

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