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miércoles, 25 de febrero de 2015

Vivir en un mundo a parte


    Vivir en un mundo a parte no es nada fácil,ni cómodo. Desde mi perspectiva yo he vivido en un mundo aparte. Sí, desde un ámbito familiar que, como era de esperar, influyó, y se extendió a otros ámbitos de mi vida. Por las causas que fuera, que realmente desconozco del todo, pues mi vida casi se vió reducida al ámbito de mi habitación. La comunicación en el ámbito en el cual yo me movida era muy escasa. A veces, me sentía como un mueble. No había diálogo, no había respeto, no había aceptación... bueno, me sentía como un trasto que no sabes donde colocar para que no moleste.
     Esta actitud hacia mi persona de no-diálogo, no-comunicación... una actitud de falta de respeto... pues se volvió muy en contra mía. Sí, puesto que yo, incosncientemente, empecé a desvalorizarme, perdí totalmente la capacidad de comunicación con las personas. Huía de la calle por que me sentía incapaz de mantener un diálogo con prácticamente nadie. Claro que yo todo esto que estaba viviendo lo consideraba normal. Es decir, algún comportamiento tenía yo que manifestar para que el mutismo hacia mí fuera, prácticamente brutal. Quiero decir que, entre tantos miembros rondando, algunas perosnas si estaban conmigo, me consideraban. Intentaban entender un mundo, el mío, que rozaba ya casi la incomprensión, debido, quizás al brutal aislamiento.
      Bueno, mi hábitat prácticamente, se limitaba a mi habitación. El resto del mundo, en general, no existía por que yo rarísima vez formaba parte de dicho mundo. Me limitaba a leer libros, a escribir y a realizar dibuso abstractos. Ello llenaba mi mundo. No buscaba otro tipo de relación por que... la experiencia en el lugar donde habitaba me demostraba que no estaban dispuestos, aparentemente, aceptar a mi persona. ¡Oh, mal rollito!...
      Luego, me descompensé. Una brutal descompensación que ni yo misma era capaz de entender. En este aspecto quiero dar las gracias a Salud Mental por el trabajo que realizan. Por la ayuda que nos transmiten en momentos de necesidad, por el apoyo emocional y en cuanto a tratamiento farmacológico.
     Hubieron varios ingresos en mi vida...mas cuando empezaba a recuperarme, a tomar consciencia de la realidad circundante. Pues en el ámbito donde yo habitaba me meten varios goles. Es decir, me esperaba la cama como descanso de casi veinticuatro  horas y, a marchas forzadas yo volvía a entrar en una actitud de sedación e indefención casi total. ¡Caramba, mal rollito!  Por supuesto, muy pocas personas se acordarón de visitarme, de estar ahí. Si me veían en un lugar, para mí, aparentemente prohibitivo, pues, ale, me cogían del brazo y a la cama. Dormía muchísimas horas... aparentemente nadie tomaba consciencia que el tiempo, mi vida, mi espacio... se me estaba escapando de las manos. Aparentemente, a casi nadie parecía importarle aquél infierno construído, aparentemente para mí.

       Mas a día de hoy puedo decir que soy feliz a mi manera. He aprendido a sonreír de nuevo. Me considero una persona sociable, comunicativa. Soy receptiva ante las muestras de atención y cariño de terceras personas. No me da miedo salir a la calle por si alguién me saluda y el bloqueo llega a volver hacer, aparentemente, brutal. Hoy por hoy me manejo bien en la vida. Soy feliz, lo reconozco. Asumo los mas y los menos que me presenta la vida. Lo asumo con valentía, con fortaleza y hasta con coraje. La vida me ha dado una nueva oportunidad y yo procuro aprovecharla al máximo.

     Cuando hago un favor, de la índole que sea, lo hago por voluntad propia. No espero recibir nada a cambio, puesto que, no me ha supuesto ningún esfuerzo realizarlo. Soy muy feliz de echar una mano cuando se precisa. Que cuenten conmigo a la hora de hacer un favor, o ante una necesidad inminente, es todo un orgullo y privilegio para mí pues estar ahí. No me he arrepentido, en ningún momento, de hechar una mano, de estar ahí. Mas bien, ello me ha producido una satisfacción personal muy grande.

      M.Mercedes Rodríguez Perera

1 comentario:

  1. Vivir en un mundo aparte, puede ser algo así como sentir un rechazo. Puede ser familiar, de los amigos, de la pandilla, de gente que tú quieras. También pueda parecer que el rechazo sea ficticio. Lo que no es ficicio son las secuelas que puedan quedar en tu persona procedente quizás de dístintas situaciones. Lo que está claro es que, valorarnos a nosotros mismos es sumamente importante. Tu vida la construyes, principalmente, tú. Aprende a vivir contigo mismo. Afronta situaciones diversias y tendrás un camino ruta a la espera. En espera de ser recorrido, entendido y... si se puede, justificado.

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